HISTORIA
DEL DINERO
La
aparición del dinero constituye uno de los grandes avances de la civilización
humana en toda su historia.
Antes
de que el dinero existiera, los intercambios entre las personas eran, en cierto
modo, complicados, pues éstos se realizaban a través del trueque,
el cual funcionaba de la siguiente manera:
Existen
una persona X y otra persona Y. En caso de que X
quiera realizar un intercambio con Y, X debe tener algo para cambiar
que Y quiera, todo ello partiendo de la premisa básica de que
X y Y deben querer negociar al mismo tiempo y por cantidades
simbólicas iguales. Así pues, podemos concluir que, para poder realizar
intercambios entre personas, debía existir una doble coincidencia de deseos
y necesidades de intercambio, lo cual era muy difícil de encontrar, aunque
no sobra decir que, aun cuando el funcionamiento del trueque fuese muy complicado,
éste ya significaba un avance de las sociedades autosuficientes.
En
vista de lo anterior, se hizo evidente la necesidad de crear o encontrar algún
medio que sirviera para valorar todas las mercancías y servicios que existían
en los mercados y que fuera, igualmente, aceptado por todas las personas como
forma de pago por sus mercancías. Lo anterior implicaba encontrar una mercancía
que X estuviera dispuesto a cambiar por su producto y, luego, con
esta mercancía, le pagara a Y por su producto, mientras, a
la vez, éste la aceptara como forma de pago y estuviera dispuesto a utilizarla
en sucesivas transacciones.
Existieron
muchos tipos de mercancías que buscaban cumplir con el anterior propósito,
sin embargo, siempre se encontraban inconvenientes al usarlas: se intentó
utilizar ganado, pero no se podía dividir en pequeñas partes, aceite
de oliva (muy divisible, pero difícil de utilizar). Otras mercancías
utilizadas fueron: cerveza, vino, cigarrillos, algunos metales, etc. Estos últimos,
los metales, fueron los que más se acomodaron a las necesidades, pues se
podían dividir en pedazos reducidos, eran fáciles de distinguir,
tenían belleza propia, eran resistentes y poseían un valor propio
por ser escasos. La plata y el oro fueron los metales más utilizados, inicialmente
en forma rústica y, luego, de forma más elaborada, en monedas. Sin
embargo, la plata se empaña, mientras que, por el contrario, el oro no,
lo cual le daba más ventajas y hacía más fácil detectar
falsificaciones. El único problema del oro es que era muy escaso y las
monedas debían ser muy pequeñas.
La
dificultad y el peligro que conllevaba llevar monedas de oro era evidente: además
de ser pesadas, eran un botín fácil para los ladrones, razón
por la cual se buscó reemplazar las monedas por algo más fácil
de cargar que no implicara tanto peso y peligro, siendo así como se llegó
al papel moneda, llamado comúnmente billetes, los cuales, en
un principio, podían ser cambiados por oro.
Actualmente,
el dinero, tanto en billetes como en monedas, no se puede cambiar por oro, ni
tiene valor en sí mismo: su valor radica en las cosas que se pueden comprar
con él.
Bibliografía
consultada
SAMUELSON,
Paul A. y NORDHAUS, Willliam D., |Economía, McGraw-Hill, México,
1986.