Hace más de 14.000 años Colombia estaba poblada por humanos que eran cazadores y recolectores.
Por Carl Langebaek *
En la segunda mitad del siglo pasado, el arqueólogo Gonzalo Correal, con ayuda del científico holandés Thomas van der Hammen, encontró en los abrigos rocosos del Tequendama, en el sur de la sabana de Bogotá, evidencias de restos humanos asociados con huesos de animales, e instrumentos de piedra y hueso.
Desde mediados del siglo XIX se especulaba que Colombia debía tener algún equivalente a la mal llamada "edad de piedra" europea. Pero no se habían conseguido evidencias confiables. Entonces Tequendama ocupó un honorable lugar en la arqueología colombiana. La fecha de carbono 14 asociada con los restos dejó atónitos a los investigadores: el sitio habría sido ocupado hace más de 12.000 años. De inmediato este hallazgo, y algunos más que le siguieron en los alrededores de Bogotá y en otras partes del país, se incorporaron a la discusión sobre los primeros habitantes del continente. ¿De dónde habían venido?, ¿a través de qué medios?, ¿cuál era su modo de vida? Estas fueron las preguntas planteadas en ese entonces y son las que aún representan cuestiones importantes para los arqueólogos colombianos.
Hace unos años, la respuesta parecía fácil: América fue el último gran continente en ser poblado por humanos. Hace unos 14.000 años el extremo norte de Norteamérica habría estado conectado por un puente de tierra con Asia, dado que el nivel del mar era más bajo que el actual y los grandes casquetes polares acumulaban mucha más agua que hoy. Estos primeros pobladores habrían encontrado un continente rico en recursos, especialmente amplias sabanas con grandes mamíferos, como el mastodonte y el caballo, en cuya caza se especializaron. Rápidamente, muy probable siguiendo las rutas migratorias de esos animales, penetraron en México y luego, a través de Centroamérica, en Colombia. Más tarde se desplazarían hasta el Cono sur, también siguiendo un modo de vida de cazador errante.
Las respuestas fáciles, sin embargo, casi siempre tienen la virtud de estar equivocadas, o al menos ser incompletas. Hoy el panorama parece mucho más confuso. Los estudios genéticos han demostrado que la población prehispánica era muy diversa como para aceptar un solo origen. Si bien la mayor parte de la población era indudablemente asiática, ésta llegó en por lo menos dos migraciones distintas, representadas por gente que hablaba lenguas diferentes. Pero además, no se descarta que grupos de la Polinesia llegaran a Suramérica. Existen algunas enfermedades detectadas en huesos humanos prehispánicos que sólo se encuentran hoy en día en esa región del mundo. Quizá los primeros habitantes de América, y de Colombia, llegaron mucho antes de lo pensado, quizás hace unos 25.000 años. Y, por cierto, parece que no encajan fácilmente en el estereotipo de cazadores especializados en la cacería de grandes animales.
Hace 14.000 años Panamá, por donde sin duda entraron los primeros habitantes de lo que hoy es Colombia, estaba ocupada por sociedades de cazadores y recolectores que se habían adaptado a diversos medios: selvas húmedas tropicales y ambientes abiertos de sabana. En esa época el tapón del Darién no era de ninguna manera un obstáculo sino una densa selva por la cual ingresaron grupos adaptados a esas condiciones. Con su llegada a lo que hoy es Colombia se enfrentaron sin duda a una enorme diversidad de ambientes. Los arqueólogos han encontrado evidencias de estos primeros pobladores a lo largo de la costa Caribe, en las cuencas de los ríos Magdalena y Cauca, las tierras frías de los Andes orientales. Incluso parece que en una época muy temprana poblaron las tierras bajas de La Amazonia y el desierto de la Guajira. Estos pobladores dieron inicio, desde muy temprano, a una compleja serie de cambios que desembocarían en el desarrollo de una enorme diversidad de procesos adaptativos y de diferenciación cultural que culminaría con la conquista española en el siglo XVI.
¿A qué se dedicaban estos primeros pobladores de Colombia? Aunque eran llamados cazadores-recolectores, es lógico que mantuvieron un modo de vida comparable a las regiones en las que habitaron. Incluso es probable que desde épocas muy tempranas algunos grupos dependieran poco de la cacería. Se trataba de grupos que probablemente habían tenido un conocimiento bastante detallado de la flora de los territorios que ocupaban. Los cazadores-recolectores conocen las plantas mejor que muchos agricultores. Desde muy temprano intervinieron su reproducción favoreciendo aquellos atributos que más les servían. Sorprendentemente, en un principio no domesticaron alimentos. Les pareció mucho más atractivo domesticar totumos para usar como recipientes y drogas narcóticas. No obstante, parece probable que los cazadores-recolectores que llegaron al nuevo territorio ya conocían y aprovechaban plantas como el maíz.
Desde luego, algunos sí fueron cazadores. Pero existe un gran debate al respecto: quizá la cacería de un gran animal fue más bien un hecho raro, una ocasión especial en la cual los hombres cazadores podían exhibir con orgullo los resultados de su valentía y aportar algo a una dieta en la cual, quizá, la mujer desempeñaba un papel mucho más importante. Lo cierto es que en muchos casos los primeros habitantes de Colombia ampliaron su economía a actividades muy diferentes a la cacería. Ninguna generalización sobre el modo de vida de estos pobladores es fácil, dada la compleja diversidad de ambientes que ocuparon.
Los que optaron por la caza como principal actividad lo hicieron porque encontraron una rica fauna incapaz de competir con el mayor predador posible, el ser humano; por lo tanto, se especializaron en la cacería de animales como el mastodonte, el oso perezoso, el caballo americano y otras especies. Existen evidencias que sugieren que algunas especies sufrieron un terrible impacto por las actividades humanas; como los mastodontes, que se extinguieron probablemente como consecuencia parcial de la entrada del hombre a sus territorios.
Sin embargo, a lo largo del litoral, y en las ciénagas y zonas de manglar del Caribe, es probable que los pobladores indígenas practicaran un modo de vida orientado a la recolección de moluscos y la pesca. Su adaptación al medio probablemente también fue diversa. Es factible que en algunas regiones el patrón de poblamiento hubiera sido nómada, mientras en otras regiones de Colombia permitiera mantener un poblamiento más sedentario.
Las actuales evidencias sobre cazadores y recolectores en las tierras bajas son incompletas. La mayor cantidad se encuentra principalmente en la sabana de Bogotá. Pero eso no quiere decir que ésta fuera su sitio preferido. Los sitios más antiguos, Tibitó, Tequendama y El Abra, sugieren que se trataba de grupos que iniciaron la ocupación de las tierras altas a medida que las condiciones climáticas se hicieron más benignas, menos frías y húmedas, cerca de 12.000 años atrás.
La cacería de grandes animales se encuentra evidenciada por el hallazgo de huesos correspondientes a venado grande y, en el caso de Tibitó, mastodonte. Los niveles asociados a épocas más tardías sugieren un mayor predominio de especies más pequeñas, como conejo y curí, así como el inicio de la domesticación de este último. Existen evidencias que sugieren que los recursos explotados en épocas más tardías corresponden a un patrón de poblamiento menos móvil, orientado a la explotación de especies animales y vegetales que no se encontraban muy alejadas de los campamentos donde los grupos humanos vivían. También existen algunos indicios que sugieren que entre el 10000 y 5000 años antes de Cristo se dio un gradual incremento de la población, aunque ésta siempre se mantuvo relativamente baja.
Los procesos de cambio en otras regiones del país son menos conocidos. En cercanías de Popayán también se ha detectado que los primeros pobladores enfatizaron gradualmente la recolección y que en su dieta incluyeron cada vez más alimentos de origen vegetal. En otras partes se cuenta con evidencias de instrumentos asociados a la cacería y la recolección, pero el contexto ambiental y social es poco conocido.
En fin, los cazadores-recolectores se encuentran entre las sociedades más dinámicas y capaces de cambiar. Ellas constituyeron la base de todas las sociedades que vendrían después. Y desde el principio contribuyeron a la enorme riqueza cultural del lo que hoy es Colombia. Y, por cierto, no se acabaron del todo cuando otras sociedades se convirtieron en agricultoras. Persistieron durante años, hasta ser acorralados y llevados al cambio cultural o la extinción apenas en el siglo XX.