INFORMACIÓN CIUDADES / Villavicencio


VILLAVICENCIO, COLOMBIA
Información general de la ciudad

Villavicencio, capital del Departamento del Meta, se extiende sobre la falda de la Cordillera Oriental a pocas cuadras del caudaloso río Guatiquía, encerrado por caños y riachuelos como el Parrado y el Gramalote, el Ocoa al Oriente y el río Negro y el Guayuriba al sur.

La historia del Departamento del Meta se remonta a los primeros años de la conquista cuando, a mediados del siglo XVI, en tierras de la España conquistadora y entre los conquistadores que se asentaron en el nuevo mundo, corrían historias casi legendarias sobre las tierras altas del recién descubierto continente sudamericano. 

Una de esas historias legendarias, descrita por el cronista Fernández de Oviedo, aludía a un cacique que para rendir tributo a sus dioses ungía con resina su cuerpo desnudo y, sobre él, sus súbditos adherían polvo de oro desde la planta de los pies hasta la frente, dejándolo brillante como el sol en la tierra. 

Este rey se acompañaba de multitudes que llegaban a él para hacerle ofrendas de oro. Vivía en una ciudad muy grande, cercana a un lago salino, con muchas casas y estatuas de oro y periódicamente iba al lago para arrojar allí el oro, retornándolo a las deidades.

Surge así la leyenda de El Dorado, cuya localización dio lugar a cientos de expediciones que irrumpieron en las tierras ubicadas entre el Mar Caribe y el Amazonas durante los primeros siglos de colonización y que dio lugar al paso de muchos expedicionarios por los parajes del Meta. 

Sin embargo, las tierras de los Llanos y la Orinoquia ya habían sido parcialmente descritas por los expedicionarios del conquistador Diego de Ordaz quien, por primera vez, llega a la confluencia del río Meta con el Orinoco, salvando increíbles obstáculos, antes de la fiebre de El Dorado. Ordaz llamó Meta al afluente, al escuchar de un grupo de nativos la historia sobre el rey Meta que habitaba aguas arriba y quien poseía mucho oro.

En tiempos de la conquista española los Llanos Orientales se hallaban habitados por grupos humanos diseminados en numerosos pueblos autóctonos pertenecientes a la civilización Arawak, como los Achaguas y Sálivas, y grupos propiamente sabaneros o llaneros como los Guahibos, Chiricoas, Yaruros y Guamos, adaptados al clima de selva húmeda tropical y que, por lo general, conocían la agricultura.

Los indígenas de los Llanos Orientales fueron sometidos y ampliamente exterminados o desalojados por las huestes conquistadoras de Diego de Ordaz, Alonso de Herrera, Jorge Spira, Nicolás de Federman, Hernán Pérez de Quesada, Juan de Avellaneda, Gonzalo Jiménez de Quesada, Felipe de Utre y Antonio Berrío.

Durante la Colonia, muchos de estos indígenas pasaron a formar parte de las reducciones indígenas alrededor de las cuales se establecieron parroquias y villas. Misioneros Jesuitas en primera instancia, seguidos de Agustinos y otras órdenes religiosas, se integran a las comunidades, estudian sus lenguas y costumbres, adoctrinan a los indígenas en la fe católica y les enseñan nuevas técnicas de tejido en telar, talla en madera, y a interpretar instrumentos musicales europeos entre ellos, el arpa que más adelante pasará a conformar el conjunto de instrumentos propios del folclor musical llanero. 

Además de las misiones, ya para 1544 se había consolidado un sistema de encomiendas siendo la primera la de Pedro Rodríguez de Salamanca heredada a raíz de su muerte a manos del Adelantado Don Gonzalo Jiménez de Quesada, fundador de Bogotá.

Algunas tribus como los Guahibos y Sálivas han logrado subsistir hasta nuestros días y se localizan principalmente en el extremo oriental y en algunos sectores sobre las márgenes del río Meta, donde tienen hoy su propia jurisdicción.

El Meta y su casta llanera están ligadas a la gesta libertadora que le dio la libertad a la Nueva Granada y que consolidó la independencia de Suramérica ya que la Campaña Libertadora de la Nueva Granada se inicia con la organización de ejércitos en Casanare por parte del General Francisco de Paula Santander en 1819.

El territorio del Meta hizo parte del estado de Cundinamarca hasta 1867, año en que fue cedido para su administración al Gobierno central, el cual aceptó la cesión por Ley del 4 de julio de 1868, denominándolo Territorio Nacional de San Martín de los Llanos. El decreto 290 de 8 de marzo de 1906 cambió su nombre por el de Territorio Nacional del Meta y el decreto 94 de 28 de agosto de 1909 lo convirtió en Intendencia. Por último, la Ley 118 del 16 de diciembre de 1959 creó el Departamento del Meta que comenzó a funcionar como tal el 1º de julio de 1960

En período sin determinar, surge de forma lenta y espontánea un asentamiento humano a partir de una posada de paso, en la que convergían los caminos ganaderos provenientes de San Martín y de Casanare, donde a su vez desembocada una vía que en 1760 comunicaba con Bogotá. Dicho lugar se encontraba en cercanías del caño Gramalote afluente que le originó su primer nombre- y en las estribaciones de la Cordillera Oriental.

Ésta es la conclusión investigativa más reciente en torno a la manera como inició su vida hoy capital del Meta.

Los registros históricos recuerdan a los siguientes ciudadanos entre los primeros habitantes del naciente caserío: Esteban Aguirre, Francisco Ruíz, Matea Fernández de Ruíz, Librado Hernández, Silvestre Velásquez y Francisco Ardila.

Es en el año de 1850 cuando se produce el primer acontecimiento de orden oficial –conocido hasta el presente- que viene a darle vida político administrativa al poblado. Se trata de la promulgación el 21 de octubre de la Ordenanza No. 106 por parte de la Cámara Provincial de Bogotá, con la cual se le cambia la categoría y de nombre al Corregimiento de Gramalote por el Distrito Parroquial de Villavicencio; el contenido del documento no explica el porqué del nuevo nombre.

En lo referente a datos poblacionales para aquellos tiempos se tienen los siguientes: 30 familias en 1846, 349 habitantes en 1850 y 341 en 1851. No obstante lo anterior, los asientos parroquiales de la localidad sólo comienzan el 29 de enero de 1852 con el registro de la primera fe de bautismo a nombre de la niña Andrea Romero Rey, quien recibió este sacramento del sacerdote Manuel Antonio Martínez.

Diez años luego, mediante ley expedida el 7 de septiembre el gobierno crea el Distrito Notarial de Villavicencio cuya jurisdicción abarcaba las poblaciones de San Martín, Concepción de Arama, Cumaral y Nuestra Señora de la Concepción de Giramena.

Hacia el año 1864 don Sergio Convers funda la Hacienda El Buque, ubicada en las cercanías de la localidad. Allí plantó unas setenta mil matas de cafeto, cuyas cosechas exportó tanto para el interior del país, por el camino de herradura, como para el extranjero a través del río Meta. Por este mismo tiempo surgen también a su alrededor y con fines agropecuarios las propiedades La Esperanza, El Triunfo, La Vanguardia y El Cairo.

Transcurría el mes de enero del año 1890 cuando un incendio arrasó con el caserío cuyas viviendas, en cantidad aproximada a doscientas, habían sido construidas en su gran mayoría con madera y techadas con palmas. Esta contingencia obligó la reconstrucción del poblado durante la última década de dicha centuria. Prueba única de estos acontecimientos es la placa de piedra labrada que se encuentra en el costado izquierdo exterior de la puerta central de la iglesia catedral. Durante la guerra de los Mil Días, confrontación que se inició a finales de 1899, Villavicencio fue sede de algunos de estos sucesos violentos que frenaron el apogeo de la hacienda El Buque, quizá la más tecnificada de la región.

Con la llegada del nuevo siglo se establecen en el lugar las comunidades religiosas de los sacerdotes Montfortianos, las hermanas de La Sabiduría y los hermanos de La Salle, que vienen a darle desarrollo espiritual, educativo y cultural a los moradores. Cuando en 1906 se crea el Territorio Nacional del Meta, se declara a Villavicencio como su capital; tres años después se restablace la Intendencia Nacional del Meta dándole a Villavicencio la misma categoría. Corrieron los años y el pueblo se consolida en sus aspectos sociales, económicos y urbanísticos, alcanzando un perímetro urbano que tenía como límites naturales el cerro de Cristo Rey y a los caños Gramalote y Parrado, los que conservó hasta finales de los 50 cuando comienza la transición de pueblo a ciudad que hoy continúa desarrollando.

Cultura

Cuenta la ciudad con las siguientes bibliotecas públicas que atienden las necesidades de información de la comunidad: la Eduardo Carranza de la Casa de la Cultura, la Germán Arciniegas y su satélite del barrio San Carlos, la Nicolás Buenaventura del barrio Ciudad Porfía y la del colegio COFREM.

En lo concerniente a centros de formación artística no formal existen la Escuela de Artes Miguel Ángel Martín de la Casa de la Cultura y la Corporación Batuta Meta, también un buen número de academias particulares para la enseñanza de música, artes plásticas y danzas folclóricas nacionales.

En lo referente a recintos cerrados para la realización de eventos públicos de carácter cultural están la galería y el auditorio de la Cámara de Comercio, el salón Flor Amarillo de la Gobernación, los espacios para exposiciones y el auditorio Mauricio Dieres Monplaisir de Corcumvi, el auditorio La Vorágine, el salón del Banco de la República, la galería de COFREM.

Los principales espacios abiertos son las conchas acústicas Luis Ariel Rey y Arnulfo Briceño.

Turismo

A las posibilidades naturales que su territorio ofrece para el descanso, su suman las obras de modernización de la carretera que acortaron en distancia y tiempo el trayecto con la capital de la República. De esta manera Villavicencio y demás municipios adyacentes se ofrecen hoy como nuevos destinos turísticos.

En preparación para atender esta demanda, se implementan planes y estrategias de desarrollo turístico por parte de los gobiernos departamental y municipal, así como de la seccional de Cotelco. En lo relacionado con infraestructura física la ciudad dispone de un buen inventario hotelero, así como de fincas agroturísticas.

Una vez en el llano usted podrà observar y fotografiar la vida silvestre. Las lagunas, los esteros y los prestamos a los lados de las carretera, ofrecen el espectáculo de una gran cantidad de especies animales.

Pasear a pie, en vehículo y a caballo. Los hatos turísticos ofrecen facilidades para recorrer sus espacios, dependiendo de las condiciones del lugar y de la estación.

Pasear en bote y practicar deportes acuáticos. Existen diversos tipos de embarcaciones que facilitan la navegación por los ríos y por los caños. Algunas lagunas y ríos brindan la opción de practicar deportes acuáticos.

Visitar los Balnearios. La época de sequía permite el disfrute de las playas de algunos ríos. allí y en cualquier espacio al aire libre es posible realizar pic-nics, parrillas y sancochos.

Presenciar las faenas llaneras. En los hatos turísticos, las faenas cotidianas como el ordeño, la fabricación del queso y las vaquerías, forman parte de los programas regulares.

Conocer los sitios históricos. El llano muestra su protagonismo en la gesta de la independencia en sus pueblos y las construcciones -tales como obeliscos y tumuloscos- que se encuentran a los largo de las carreteras.

Comprar artesanías indígena y criolla. Obras de artesanías como chinchorros, campechanas, alpargatas y aperos de monta, son hermosas expresiones de la mezcla racial de criollos, indios y negros.

Sitios de interés

PARQUE LAS MALOCAS

El Parque las Malocas es didáctico, enfatizando en la cultura llanera y la preservación del medio ambiente, como un espacio de divulgación y promoción, para crear conciencia en la necesidad de conservarlos como fundamento de la identidad de los pueblos.

Festividades

Durante el año la ciudad es sede de muchos eventos del orden cultural y económico.

Por trayectoria de realización se pueden enunciar entre otros los siguientes:

Enero: Feria de Catama.

6 de Abril: Celebración oficial de fundación de la ciudad.

Junio - Julio: Festival Internacional del Joropo.

1 Julio: Día del Departamento.

16 de Julio: Fiesta de la Virgen del Carmen.

Octubre: Campeonato mundial de Coleo.

Noviembre: Expocámara.

GEOGRAFIA DE LA REGION

Temperatura Media: 27 grados centígrados 
Temperatura Máxima: 33.3 grados centígrados 
Temperatura Mínima: 18.8 grados centígrados

Topografía: Presenta una división típica dividida en cuatro zonas;

La parte alta: que abarca las estribaciones de la Cordillera Oriental en los limites con el Departamento de Cundinamarca y el Municipio de El Calvario, en donde hallamos los caseríos de Contadero, Buenavista, Servitá, Palmichal, Pipiral, Choapal y Susumuco.

La parte plana o sabana: en los limites con los Municipios de Acacías, Puerto López y San Carlos de Guaroa.

La parte Urbana: encerrada por un vasto triángulo cuya base al oeste la forma la orla o falda de la Cordillera; los lados están conformados así: al sur, caño Maizaro y al norte río Guatiquia, los que siguen su curso al unirse al este. Su estructura geológica es bastante fracturada y se conforma con materiales poco estables.

La zona media o piedemonte: se extiende en los caseríos de Mesetas y Vanguardia prolongándose hasta confundirse con la segunda Zona, o sea la sabana.

La importancia del lugar radica en la riqueza de sus tierras, y en su ubicación por ser sitio estratégico de paso entre Bogotá y San Martín. Cerca de la cordillera corre el caño Gramalote llamado así por pasar sobre terrenos cubiertos por una lama profusa, alta y grisácea de donde posiblemente se origina el nombre de "Gramalote".

Fauna en la Regiòn

Jaguar

Existen vestigios que indican que hace algún tiempo el Jaguar (Panthera onca) o tigre mariposo recorría casi la totalidad del Departamento del Meta. Este felino, el más grande de América, puede llegar a pesar hasta 158 kg y se encuentra en un amplio rango de hábitats, desde bosques húmedos a matorrales áridos. Se puede encontrar hasta los 2000 mts de altitud.

El significado original de jaguar en el idioma indígena es “él que mata con un sólo salto”. Caza durante el día o la noche y come principalmente mamíferos grandes como chigüiros, saínos y venados, además de tortugas, babillas, aves y peces. Hoy en día su rango de distribución es mucho más restringido pero es posible verlo en la Serranía de la Macarena, tal vez tomando el sol por la mañana sobre un tronco cerca al agua.

Babilla

Las babillas (Caiman crocodilus) son mucho más comunes y más pequeñas que su temible pariente el ‘caimán del Orinoco’; se encuentran en buena parte del territorio nacional. Pueden llegar a medir hasta 2.5 mts de longitud, y ocasionalmente aún más. Son activas, día y noche, aunque generalmente se ven inactivas y soleándose durante largos periodos del día. Comen peces y mamíferos pequeños, entre otras presas.

Las hembras depositan una nidada de 15 a 30 huevos en hojarasca y chamizos a la cual periódicamente vuelven para humedecer con su orina. Los recién nacidos son presa para algunas aves grandes como los gabanes. Las babillas son perseguidas por el hombre por su carne blanca y su piel. Después de haber sobrevivido 150 millones de años sería una desgracia que desaparecieran como producto de presión humana.

Chigüiro

El chigüiro (Hydrochaeris hydrochaeris) es el roedor viviente más grande del mundo y puede pesar hasta 65 kg. Se alimenta de vegetación acuática y es ecológicamente parecido al hipopótamo africano. De hecho, otro nombre para el chigüiro es capibara, lo que significa “maestro de los pastos”. Dentro de sus adaptaciones morfológicas para la vida acuática está la membrana interdigital parcial y las narinas, situadas en la parte alta de la cabeza.

Es generalmente diurno aunque se convierte en nocturno por fuertes presiones de caza. Son gregarios y mantienen un territorio más o menos definido en grupos familiares de dos a seis individuos aunque esta cifra puede llegar hasta 50 - 100 en sitios alejados de gran actividad humana. Su carne y piel son altamente apreciadas por los humanos y factores como su gran tamaño, su alta tasa reproductiva y su dieta herbívora hacen que este animal sea ideal para reproducir en criaderos. Además, los chigüiros son una fuente alimenticia importante para los jaguares, los caimanes y los güíos.

Pava Hedionda

La Pava Hedionda (Ophisthocomus hoazin), Hoatzin o Chenchena, como también se conoce, es una de las aves más peculiares de los Llanos y la Amazonía. Se encuentra a la orilla de los ríos, quebradas y áreas pantanosas con vegetación densa. Es de los únicos pájaros que comen hojas que digieren con la ayuda de la microflora que hay en su buche agrandado. Estas hojas parcialmente descompuestas dan un olor fuerte y desagradable a su carne y tal vez por eso estas aves grandes no han sido expuestas a fuertes presiones por cacería como sucede con otras aves de tamaño semejante.

Forman grupos grandes y ruidosos pero en su época reproductiva se segregan en grupos más pequeños conformados por una pareja reproductiva principal con ayudantes para la cría. Al salir de los huevos, los polluelos tienen garras en sus dos primeros dígitos, es decir, en las alas. Si se asustan en el nido, se dejan caer al agua y escapan nadando o zambulléndose y luego trepan de nuevo hasta el nido con la ayuda de sus garras, pico y patas. Al llegar a edad adulta se pierden estas garras especiales.

Aruco

El Aruco o buitre de ciénaga (Anhima cornuta) pertenece a una familia exclusiva de Suramérica. Tiene espuelas en sus alas y un “cuerno” en la frente que realmente es un cálamo desnudo. Su voz es potente y de gran alcance y se encuentra entre los cantos más fuertes de todas las aves.

Esta grande ave es vegetariana, y se puede observarla en pantanos o a orillas de lagunas con abundante vegetación. A menudo se le ve perchada encima de árboles o arbustos cerca a su hábitat preferido. A pesar de su tamaño son hábiles a la hora de volar y tal vez una de sus características únicas –una capa de aire entre la piel y el músculo- les ayuda para planear.

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