YAHOO, JERRY YANG & DAVID FILO
UN GIGANTE QUE PERDIÓ EL NORTE
Por Federico Duran Soto
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Del PC al Smartphone / Serie / Capitulo 5
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Hay una circunstancia curiosa en la historia de Yahoo: todos, absolutamente todos los que la vimos nacer, conocemos la empresa y gran parte conocimos sus productos, pero, en los últimos años… ¿quién usó alguno de estos productos a diario? Poquísima gente, por no decir casi nadie.
Lo cierto es que Yahoo, para su desgracia, pasó por dos etapas bien definidas y descriptivas: la primera, en sus años iniciales, en la que demostró ser uno de los gigantes tecnológicos más grandes de todo el mundo, poniendo en verdaderos aprietos a mastodontes como Google o Microsoft.
Pero en la segunda de sus etapas, todo cambió: como si hubiera sido víctima de una maldición, encadenó una serie de interminables errores de dirección, meteduras de pata y fallos de estrategia que acabaron por convertir la compañía en un juguete roto a precio de ganga.
Visto con la perspectiva que otorga el tiempo, los movimientos de Yahoo, su falta de visión de futuro y un conjunto de estrategias mal encaminadas han llevado a esta empresa de internet, veterana del sector, al ostracismo y a casi su desaparición. De tenerlo todo a sus pies, a estar condenada al fracaso.
Los momentos clave de la historia de Yahoo! se resumen en varios episodios de infortunios empresariales que pasarán a la historia como el manual de cómo tirar por la borda tu reputación en cinco pasos. En menos de diez años tuvo el reino de internet a sus pies y, en los siguientes, cayó en desgracia.
Desde su fundación la compañía intentó establecer las líneas maestras de la distribución de contenidos en internet. Creada en 1994 por Jerry Yang y David Filo, dos estudiantes de posgrado de la Universidad de Stanford. El ascenso de Yahoo fue meteórico. En solo dos años empezaban a cotizar gracias a un sistema de agregación de contenidos y un directorio online de gran trascendencia.
El ecosistema de la compañía creció a un ritmo endiablado, metiendo la cabeza en numerosos servicios, entonces muy incipientes. Gestores de correo electrónico, servicio de mensajería, contenidos generales, juegos, etc.
El buscador de Yahoo era genial para sus usuarios, pero pronto pasó de ser genial para sus usuarios, a ser genial para Yahoo, pues se convirtió en un magnífico sitio para inundarlo de banners publicitarios que se convertían en millones de dólares. Una llegada de dinero fácil y rápido que al final cegaría la aspiración de futuro de la compañía.
El negocio iba viento en popa, con lo que a Yahoo, que empezaba a llenarse los bolsillos con la publicidad, poco le importó la calidad de su buscador.
Para 1998 una empresa llamada Google comenzaba a dar sus primeros pasos. Un software más avanzado basado en algoritmos de búsqueda e ideas más frescas le adelantó pronto. Yahoo, sin ir más lejos, valoró incluso la oportunidad de adquirir a la empresa naciente por solo un millón de dólares, pero no lo hizo.
Sin embargo, todavía estaban a tiempo de solucionarlo en el 2002. Google volvía a estar en venta pero no estaba dispuesta a bajarse de los 5.000 millones de dólares. Pero Yahoo solo ofreció 3.000 millones de dólares por lo que el negocio nuevamente se perdió.
Así pues, 5 años después el buscador de Google había masacrado por completo el buscador de Yahoo. Para el 13 de abril de 2007, Google compró DoubleClick, la startup de gestión de publicidad que hizo que su buscador, ya infinitamente superior al de Yahoo, se le comenzara a comer también el pastel de la publicidad en línea. Casi sin darse cuenta, Yahoo se fue al abismo en dos de los terrenos que más dinero le habían dado: las búsquedas y la publicidad en línea.
La explosión de la burbuja puntocom que se dio fuerte entre 1997 y 2001, había amenazado con llevarse por delante a Yahoo al igual que a otras compañías del sector, pero Yahoo aguantó. No obstante, durante ese tiempo y hasta 2008 la veterana firma no supo afrontar los cambios introducidos por las nuevas tecnologías en el desarrollo de la web, algo que otros rivales como Google sí supieron ver con antelación.
Yahoo estuvo cerca de comprar Facebook en 2006 por 1.000 millones de dólares, sin embargo, parecía haber un problema: las acciones de la red social habían estado bajando, con lo que Yahoo rebajó su oferta y la situó en 850 millones, una cifra que Mark Zuckerberg rechazó de plano.
Seguidamente, Jerry Yang, cofundador de la empresa, se atrevió incluso a dar un portazo de 44.500 millones de dólares a Microsoft en 2008. Con una tremenda falta de visión y sin cintura empresarial, la firma continuó su deriva hacia lo desconocido contratando en 2009 a una nueva «jefa», Carol Bartz, de la que se le recuerda, por ejemplo, su inexplicable decisión de haber cedido su sistema de búsquedas a Microsoft mediante el servicio Bing. La contraprestación: una alianza en el reparto de los ingresos de publicidad online. En otras palabras: Yahoo le estaba dando gratis a Microsoft lo que no quiso venderle por 44.600 millones de dólares.
Obsesionada por mantenerse independiente a toda costa, la firma comenzó una andadura que le llevó a adentrarse hacia otros segmentos como el comercio electrónico donde tampoco tuvo fortuna.
Yahoo Mail fue lo que mejor posicionó la compañía a nivel mundial. Pero como ya habrás adivinado, esto tampoco acabó bien. No cabe duda que este servicio tuvo cifras muy dignas, pero clarísimamente insuficientes para un gigante tecnológico que aspiraba a dominar el sector. Yahoo Mail perdió todo su terreno frente a Gmail y Outlook.
Cuando una compañía fracasa en sus estrategias y productos, las culpas suelen ir dirigidas hacia sus directivos. En este caso, por desgracia, están muy, pero que muy repartidas. Y es que, en sus 26 años de vida, Yahoo tuvo nada menos que siete CEOs. Y, a la vista de los resultados, prácticamente ninguno estuvo libre de culpas ni de una lista de fracasos más que sonoros en todo su tiempo de dirección estratégica, que lejos de mejorar cada uno el trabajo de su inmediato antecesor, solo consiguieron empeorarlo.
En 2012, con una marca a la deriva, llegaría Marissa Mayer, ingeniera informática de profesión y con probada experiencia por su brillante recorrido en Google, a la dirección ejecutiva para remontar el vuelo. Centró su gestión en la adquisición y compra de «startups» y servicios de internet para reforzar su catálogo de productos, minimizar gastos y ampliar las miras de una compañía que estaba por decir lo menos en entredicho. Aunque creció en servicios, el tráfico de usuarios no remontó. No solo no lo consigue, sino que el robo de cerca de mil millones de cuentas de correo, uno de los pocos servicios rentables que le quedaban a la empresa, culmina su hundimiento en 2013. Que se filtraran datos personales fue la quiebra definitiva.
Al final, todos sus fracasos históricos desembocaron en lo mismo: el definitivo fracaso económico de Yahoo en rentabilidad y valoración ante sus inversores. Un final más que infeliz para una compañía que soñaba con comerse el mundo y prácticamente terminó devorada por él. Finalmente, en 2016 Verizon se hace por 4.830 millones con el negocio operativo principal de Yahoo.
A opinión de muchos veteranos y usuarios que crecieron con Yahoo, Internet no habría sido lo mismo sin él. Pero muy distinto fue el rumbo que emprendió en su etapa final. Es dicho por muchos que Yahoo! acrecentó todos sus complejos frente a Google. Todo lo que Yahoo hizo mal, Google lo hizo bien. Con Mayer luchó por parecerse en algo a Google, pero el moribundo ya no tenía reversa.
Como pequeño paracaídas ante tal caída, a la multinacional fundada por Yang y Filo le queda su éxito en Japón y un 15% del gigante chino Alibaba, activos que dejaron fuera del acuerdo con Verizon.
Un pequeño consuelo para tanta contumacia. Yahoo tuvo profesionales magníficos. Equipos de jóvenes motivados y con ganas, que además de dar lo mejor a su empresa sabían divertirse. Yahoo fue un coloso y pudo dominar la web, pero al final los que cuentan la historia son los ganadores. Y ese será nuestro próximo capítulo. La historia de Google.