La verdadera espiritualidad es aquella que nos hace conscientes de nuestra verdadera identidad y nuestras cualidades originales. A menudo el ser humano se ha quedado atrapado en una visión limitada de si mismo, apegándose al mundo de la materia y los sentidos, y alejándose de su ser interior.
Cuando hablamos de espiritualidad normalmente lo solemos asociar con religión. Sin embargo son dos cosas que pueden ir unidas pero también separadas.
Analicemos el significado etimológico de ambos conceptos:
Religión viene del latín religare, o sea volver a unir. Podríamos entender que uno de los objetivos de la religión es facilitar un puente de unión con lo divino, espiritual y sagrado. Sin embargo la religión puede quedarse en la práctica de una serie de ritos, dogmas, creencias, fe ciega, pero sin un claro entendimiento del porque estoy haciendo lo que hago. La espiritualidad está más relacionada con el desarrollo y la práctica de unos valores humanos y espirituales. Por lo tanto existen multitud de personas con gran fuerza espiritual que no están vinculadas a ninguna religión.
Para que una persona pueda desarrollar su potencial espiritual, es necesario que tome conciencia que los principios de la espiritualidad descansan sobre 4 pilares:
Las situaciones que suceden a diario en nuestras vidas nos obligan a dar una respuesta inmediata y en muchas ocasiones reaccionamos de forma instintiva o mecánica, movidos por ciertos hábitos o patrones de conducta adquiridos a partir de nuestra experiencia y generalmente no somos conscientes de cómo estamos respondiendo ya que nos movemos por automatismos.
Debemos tomar conciencia de la calidad de nuestros pensamientos, palabras y acciones y aprender a elegir conscientemente nuestra respuesta a cada situación. No importa lo que esté sucediendo en el exterior, no importa como se comporten los demás, hemos de ir más allá de cualquier influencia externa, eligiendo la respuesta más positiva y beneficiosa para cada situación.
El proceso de auto-observación y toma de conciencia nos ayuda a no reaccionar de forma automática y aprender sobre nosotros mismos. De esta manera creamos un tipo de respuesta distinta al habitual, hacemos nuevas elecciones en nuestro interior, elecciones que crearan resultados distintos en nuestras relaciones.
La confianza en si mismo es el resultado del conocimiento del ser interior y de mantenerse en un estado de auto-respeto. Es la expresión exterior de ese estado de conciencia elevado. Con la autoestima creo en mi mismo. Al tener fe en las capacidades aumento mi fuerza interior y la flexibilidad para adaptarme a diferentes personas y situaciones.
El conocimiento del ser interior devuelve la confianza en si mismo. Al conectar con las cualidades intrínsecas de paz, amor, verdad, sabiduría, poder y felicidad la espiritualidad empieza a expresarse en la vida, en las relaciones. No sientes que tengas que protegerte del entorno o de los demás, ya que ya no actúas en base al ego o falso yo, sino que expresas y compartes con el mundo las cualidades del verdadero yo.
Cuando crees en ti mismo, desarrollas de forma automática fe en tu capacidad para superar los miedos, sentimientos de culpabilidad y otras emociones negativas.
Un sentido positivo de identidad, es el resultado de una auto-imagen positiva, lo cual nos lleva al auto-respeto. Auto-respeto se podría definir como los buenos sentimientos que tenemos hacia nosotros mismos o el amor hacia uno mismo.
El auto-respeto crea estabilidad emocional y nos libera de la dependencia o inseguridad. Si tenemos auto-respeto hay una inclinación natural de dar respeto a los demás, lo que hace más fácil dar, tolerar y perdonar.
A través de la espiritualidad y el conocimiento de nuestro ser verdadero aprendemos a reconocer nuestras virtudes y cualidades, y vamos desarrollando un sentido de identidad basado en ese conocimiento y valoración de nosotros mismos. Posibilitando crear sentimientos de auto-respeto y sentimientos de ser únicos y especiales, lo que nos permitirá a su vez permanecer en nuestra propia paz interior.
La espiritualidad nos ayuda a tomar conciencia de la ley de causa-efecto. De la acción y la reacción, y por tanto que lo que piensas, dices y haces más tarde o temprano retornará hacia ti.
Aquello que nosotros queremos de los demás debemos darlo primero. A nivel espiritual en el dar se encuentra implícito el recibir, siempre y cuando sea incondicional, o sea, no esperéis ningún retorno por aquello que dais. Aquello que nosotros queremos de los demás, nosotros debemos darlo primero. Todo lo dicho se resumiría en dos frases: “No hagas a los demás lo que no quieres que te hagan” y “Da a los demás lo que quieres recibir de ellos”. La espiritualidad nos ayuda a descubrir nuestros valores espirituales, y a partir de ahí empezamos a vivir de adentro hacia fuera. Nuestras motivaciones en las relaciones cambian. El lugar de solo tomar de los demás, pensamos más en dar y compartir. Terminan las expectativas y deseos. Se acepta a los demás tal cual son, sin intentar cambiarlos ni controlarlos.
La verdadera espiritualidad es aquella que nos hace conscientes de nuestra verdadera identidad y nuestras cualidades originales. A menudo el ser humano se ha quedado atrapado en una visión limitada de si mismo, apegándose al mundo de la materia y los sentidos, y alejándose de su ser interior.
1. Presentan perfecta coherencia entre el pensar, hablar y hacer.
2. Practican la generosidad. Viven en la conciencia de abundancia, no de la escasez.
3. Ponen atención en mantener buenos pensamientos hacia el ser y buenos sentimientos hacia los demás.
4. Dan y reciben respeto.
5. Se ciñen en las soluciones, no en los problemas.
6. Toman la responsabilidad de dirigir sus vidas.
7. Pueden ver una oportunidad en cualquier situación. Los fracasos son generadores de aprendizaje.
8. Siempre permanecen en una conciencia ilimitada y piensan en dar.
Buena suerte y adelante!